domingo, 9 de septiembre de 2007

El SAMER se moviliza a Sri Lanka para ayudar a los damnificados por el ‘Tsunami’

Madrid.- Los miembros del Samer tomaban un vuelo con destino a Sri Lanka, estaban en el aeropuerto de Barajas a las seis y media de la mañana para facturar. Sus caras reflejaban cansancio por el madrugón pero alegría y nerviosismo por su nuevo destino.

El pasado 26 de diciembre un maremoto asoló las costas del sur del Pacífico. El 19 de enero, un equipo de 15 personas del Servicio Asistencial de Emergencias y Rescate (SAMER-PROTECCIÓN CIVIL) de Las Rozas salía a las 10 de la mañana hacia Sri Lanka, en el sureste asiático, para atender a los enfermos de un centro asistencial de pacientes crónicos.
El envío del equipo humano y material municipal lo realizaba el Ayuntamiento a solicitud de Mensajeros de la Paz e Infancia Sin Fronteras, dos ONG que en todo momento valoraron la capacidad y profesionalidad del SAMER, así como su experiencia para atender a situaciones humanas de especial gravedad. Sri Lanka, con más de 38.000 fallecidos, es el segundo país con más víctimas a consecuencia del maremoto, detrás de Indonesia, donde los muertos superan las 115.000 personas.
Al frente del equipo figura el jefe de SAMER, Ángel Pesquera y lo forman un coordinador de catástrofes, médicos, enfermeros y técnicos de emergencia. De ellos, 9 son hombres y 6 mujeres y sus edades oscilan entre los 18 y 45 años. Pesquera habló para nosotros desde el mismo aeropuerto. Allí señaló que su regreso sería el día 29 y que su principal problema no ha sido encontrar a los voluntarios “tenemos un dispositivo de alerta interno, que cuando sucede un tema de esta magnitud se manda un mensaje a todos los trabajadores y voluntarios del SAMER. Si ese mensaje se envió a las 8 de la noche, cuatro minutos después había 47 personas que llamaron para ir al viaje, así que al final se ha tenido que quedar gente en Las Rozas. Lo difícil ha sido la elección y cuadrar las guardias pensando en todo momento en tener el 100% del servicio del municipio garantizado”.

Su misón está en la ciudad de Galle, a unos 160 kilómetros de Colombo, la capital de Sri Lanka, “nos dirigimos a un Convento que está habilitado como hospital en la zona” nos cuenta Ángel Pesquera, “en ese hospital hay 300 niños y unos 80 adultos, a los niños habrá que hacerles un seguimiento de sus enfermedades, y durante esos días recibiremos unas 150 consultas externas que puedan venir al día, para hacerse revisiones o su primera consulta al médico por no haber sido asistida” concluye.

De todo el material que lleva el equipo el más preocupante era el medicinal para poder atender a los heridos y a la gente que vaya a consulta, “todo ha sido aportado por el Ayuntamiento de las Rozas”, reseña Pesquera. A mediados de semana y tras iniciar sus primeros trabajos la ayuda no había llegado aún, “hemos realizado un inventario de daños, hemos estado en un orfanato de niños, en una residencia de ancianos, en un campamento de refugiados, la ayuda no ha llegado todavía, hemos trabajado con la medicaicón de compañeros cubanos, italianos y de Cáritas”, nos contaba el jefe del SAMER desde Sri Lanka.

El equipo acudía para relevar a otro grupo de voluntarios cubanos que actualmente trabajaba en ese lugar. El coste de la operación, contando el material que se lleva a la zona, y que ronda los 1.500 kilos, supone para el Ayuntamiento de Las Rozas unos 35.000 euros. Ninguno de los voluntarios cobra en todo este tiempo dietas ni sobresueldos.
El SAMER-Protección Civil de Las Rozas es un organismo municipal creado en 1989. En estos momentos cuenta con 105 personas: 60 voluntarios, 5 médicos, 7 enfermeros, 2 técnicos en protección civil, 15 técnicos en emergencias médicas avanzadas y 15 conductores.

La experiencia del equipo trasladado a Sri Lanka es muy contrastado. Han socorrido a dagnificados por catástrofes naturales y de tipo terrorista. Estuvieron presentes en Biescas por las las inundaciones en el camping ‘Las Nieves’, asistieron a Honduras por el huracán Mitch, colaboraron con ‘Medicos Mundi’, en la campaña de recogida de alimentos para Ruanda, y asistieron a la última catástrofe en Turquía sufrida por un terremoto. Más recientemente atendieron a los heridos causados por los atentados terroristas del 11-M.

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